Joyas ocultas cerca de La Spezia que debes descubrir

La mayoría de los visitantes de La Spezia se dirigen directamente a Cinque Terre, perdiéndose la esencia real de la región. Más de 2.5 millones de turistas abarrotan los famosos cinco pueblos, dejando olvidadas joyas cercanas. Es frustrante caminar entre calles llenas de gente cuando la auténtica Italia está a solo minutos. Pueblos medievales escondidos, trattorias familiares con recetas centenarias y senderos costeros con vistas mejores que las de Via dell'Amore esperan ser descubiertos. Estos lugares ofrecen autenticidad sin la masificación turística. Para encontrarlos, se necesita conocimiento local que no encontrarás en guías convencionales. La diferencia entre un día estresante entre multitudes y una experiencia relajada en la Riviera di Levante está en saber por dónde alejarse de lo más turístico.

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Porto Venere: la alternativa tranquila a Cinque Terre

A solo 15 minutos en barco desde La Spezia, Porto Venere ofrece el encanto colorido de Cinque Terre sin las aglomeraciones. Este pueblo declarado Patrimonio de la Humanidad se despliega sobre un promontorio con iglesias góticas y torres genovesas que superan las estampas de Vernazza. Los locales prefieren el Paseo de Byron al atardecer, donde el poeta inglés nadó por la bahía. El secreto: llega antes de las 10am, cuando los turistas aún hacen cola para los trenes a Cinque Terre. Deja las guías y sigue a los pescadores hasta la Trattoria da Iseo para probar pesto hecho con albahaca cultivada en las murallas. Para nadar, las calas escondidas de la Isla Palmaria, accesibles en kayak, tienen aguas más cristalinas que las abarrotadas playas de Monterosso. La iglesia de San Pietro del siglo XI ofrece vistas panorámicas gratuitas, frente a los 15€ de las terrazas de Corniglia.

Sabores auténticos en Biassa, lejos del turismo

El pueblo de montaña de Biassa esconde tesoros culinarios que la mayoría pasa por alto. La Osteria della Corte, regentada por una familia, sirve testaroli artesanales con una receta de 500 años, una especialidad ligur difícil de encontrar en los restaurantes turísticos de La Spezia. Su menú degustación de 15€ incluye vino local ilimitado, una ganga comparado con los platos de 25€ en Riomaggiore. Los jueves por la mañana hay un mercado de productores que venden harina de castaña y aceite de oliva DOC. Para una experiencia única, únete al paseo de las 6pm, cuando los locales salen a tomar el aperitivo. La ubicación elevada del pueblo también lo convierte en el mejor lugar para ver el atardecer, sin las multitudes de Manarola y con estacionamiento disponible.

Senderos secretos con vistas a Cinque Terre

El Sendero del Peregrino ofrece vistas de Cinque Terre sin pagar 7.50€ ni sufrir aglomeraciones. Esta ruta circular de 3 horas, que comienza en la iglesia de Campiglia, pasa por santuarios del siglo XIII y viñedos atendidos por generaciones de viticultores. Los locales lo usan para hacer ejercicio por la mañana. Para una opción más corta, el sendero de 40 minutos de Fossola a Punta Persico ofrece panorámicas superiores a las del concurrido Camino Azul. Estas rutas requieren calzado adecuado, pero recompensan con rincones fotográficos y brisas aromatizadas por romero silvestre. Lleva agua de las fuentes públicas gratuitas de La Spezia, ya que aquí no hay quioscos sobrevalorados.

Alojamientos económicos en el auténtico Lerici

El pintoresco pueblo pesquero de Lerici ofrece alternativas económicas a los hoteles de La Spezia. Pensiones como Affittacamere Le Grazie tienen habitaciones con vistas al mar por 60€ la noche, la mitad que en Monterosso. El secreto es visitar entre semana, cuando no hay turistas de Milán. El castillo de Lerici alberga conciertos de jazz gratuitos en verano, mientras que las calles peatonales de Tellaro muestran el estilo de vida ligur auténtico que se ha perdido en Vernazza. Los ferris a Cinque Terre son más baratos que desde La Spezia, y podrás abordar antes que las multitudes. Para un capricho especial, por 25€ tienes un tour en barco al atardecer a las calas escondidas de San Terenzo con prosecco, mucho más económico que en Portofino.